Carl Honoré nació en Canadá hace 40 años. Está casado y tiene dos hijos. Durante muchos años trabajó intensamente para progresar (fue periodista de The Guardian y de The Economist, de Londres) hasta que se dio cuenta de que no vivía, sino que corría de un lado al otro. Cambió su vida, está más tiempo con su mujer y con sus hijos, y lidera un movimiento mundial informal para huir del vértigo. Da conferencias sobre el tema y es autor del libro Elogio a la Lentitud.
¿Cual es el remedio?
Honoré propone una suerte de decálogo para curarse del vértigo y hacer una vida racional:
- No dejes que tu agenda te gobierne. Muchas cosas que te planteás hacer ahora, son postergables. Probá y verás.
- Cuando estés con tu pareja o con tus hijos, o con tus amigos, apagá el celular y desconectá el teléfono de línea.
- Tomate tiempo para comer o para beber. Comer apurado produce males digestivos, y si la comida es buena y está bien sazonada, no la apreciarás como se debe. Es uno de los placeres de la vida. No lo arruines con prisas.
- Pasa un rato a solas con vos mismo, y en silencio. Escuchá tu voz interior. Meditá sobre tu vida en general. No tengas miedo al silencio. Al principio no te será fácil, pero luego notarás los beneficios.
- No te aturdas con ruidos o mires televisión como si fuera una medusa que te ha petrificado. Escuchá música con calma y verás que es bellísima. O mirá en tevé algo que te interese, pero no te quedes frente al aparato porque sí.
- Escribe un ranking de prioridades. Si lo primero que escribiste es tu trabajo, algo anda mal, volvé a redactarlo. El trabajo es muy importante y debemos hacerlo, pero medita y verás que no es lo más importante en tu vida.
- No creas en eso de que en poco tiempo das amor de mucha calidad. Eso es una mentira. Nadie debe amar con apuro. Escuchá a tus hijos, dialogá con ellos. Escuchá sus sueños, sus miedos, sus fantasías, sus problemas. Es una estupidez pensar que se puede amar una hora por día y ya está.
- No creas que tus hijos pueden seguir tu ritmo. Sos vos quien debe desacelerar e ir al ritmo de ellos. Recordá que la conversación, y aun la compañía silenciosa, son los medios de comunicación más antiguos que existen.
- El virus de la prisa es una epidemia mundial. Si lo has contraído, tratá de curarte.
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